Se considera que los mejores suelos de Venezuela se encuentran en la zona sur de Lago de Maracaibo (con un alto contenido de materia orgánica) y alrededor del Lago de Valencia (mollisoles).
Los principales suelos de Venezuela, en orden de abundancia, son: Suelos neutros o ligeramente ácidos, con problemas de drenaje, y textura que va de media arcillosa a mediana fertilidad (llanos occidentales y centrales).
Los principales suelos de Venezuela, en orden de abundancia, son: Suelos neutros o ligeramente ácidos, con problemas de drenaje, y textura que va de media arcillosa a mediana fertilidad (llanos occidentales y centrales).
Suelos ácidos, bien drenados, con textura que va de arenosa a media y baja fertilidad (oriente y sur del país).
Suelos que oscilan entre neutros y calcáreos, con mediano drenaje, y textura que va de media a fertilidad relativamente alta (valles intramontanos y zonas semiáridas del país).
La zona del Turén (Estado Portuguesa) se ha considerado desde mediados del siglo XX, como el suelo granero de Venezuela. Los suelos inundables del sur del estado Guárico (alrededor de la población de Calabozo) se utilizan para el cultivo intensivo de arroz. Los suelos semiáridos del centro y norte del estado Lara se utilizan desde hace varias décadas para el cultivo de productos de época de sequía como la cebolla, la papa, el tomate y el pimentón. En los suelos andinos de gran pendiente se cultivó por varios siglos el trigo. El desgaste y erosión de estos suelos condujo a la sustitución del cultivo del trigo por el de hortalizas y se han obtenido buenos rendimientos. Algunas planicies de clima intermedio del norte de Venezuela se han utilizado desde hace más de 200 años para el cultivo de la caña de azúcar. Parte de estas planicies siguen usándose para este cultivo pero otra ha dado paso al cultivo de otros rubros o la urbanización. En cambio, las grandes planicies de los Llanos de Venezuela tradicionalmente han sido empleadas para la ganadería extensiva.
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